13. Carlos Quirós reportero de El Universal Con varios días de retraso por las adversidades de la guerra, la prensa nacional intentaba dar seguimiento a los combates que se libraban en los lugares donde pasaba el convoy presidencial. Había interés de los altos mandos militares que se habían sublevado en contra de Carranza, para darle seguimiento a la huida del Varón de Cuatro Ciénegas hostigándolo, también, desde las trincheras del periodismo. Había que quitarle el apelativo de Presidente, llamarle simplemente señor, bandolero, cobarde, hombre terco, traidor a la revolución.
El Universal envía a un reportero llamado Carlos Quirós a cubrir la desaliñada huida de Carranza, brindándole toda clase de consideraciones, desde un buen salario, viáticos y comisiones hasta la garantía de viajar en los trenes militares.
En la ciudad de Puebla, Carlos Quirós comienza a enviar telegramas a su periódico para que se vayan publicando de manera continua. Éste es el primero de muchos artículos que el reportero, nacido en Apam, Hidalgo, habrá de publicar en El Universal:
El UNIVERSAL
EL GRAN DIARIO DE MÉXICO
GRAN EXPECTACION POR LA HUIDA DE CARRANZA
Puebla, mayo 11 de 1920.
Después de veintitrés horas de camino, llegué a esta ciudad, a bordo de un tren militar del general Cosío Robelo. Debía haber salido en el tren del general Treviño, quien con toda amabilidad me ofreció sitio a bordo de su carro “Xinantecatl”; pero como su salida se demoró aproveché el momento de la partida del general Cosío Robelo, quien también me recibió con gran atención permitiéndome viajar con él.
El camino ha sido muy fatigoso a causa del mal estado en que se halla el material rodante. Treinta carros de ferrocarril formaban el convoy, y a cada momento teníamos que detenernos largas horas, porque las máquinas no funcionaban como es debido.
A media noche llegamos a la estación de San Lorenzo. Viendo que tardaría el convoy, resolví continuar mi camino a pie.
BAJO LA LLUVIA TORRENCIAL.
La noche estaba completamente obscura y llovía a cántaros. Esto no obstante, me resolví a aventurarme por el camino; pero hube de desistir de mi propósito temiendo caer en alguna barranca o perderme. Entonces regresé al convoy tomándolo en los momentos en que se ponían en movimiento los carros.
Llegamos a esta ciudad a la una de la tarde, después de dar paso al convoy del general Treviño, que nos dio alcance.
La ciudad está tranquila y hay grandísima expectación por los acontecimientos que se están registrando.
En mi telegrama siguiente comenzaré a informar en detalle.
Enviado Especial: Carlos Quirós
Al ser considerada como una noticia nacional la huída de Venustiano Carranza de la ciudad de México, varias plumas intentan cubrir este acontecimiento, dando como resultado una serie de versiones sobre los hechos que a veces resultan contradictorias e ilógicos. Un jovencito que apenas se iniciaba en las lides del periodismo pero ya era corresponsal en Puebla, ha enviado la siguiente nota:
El UNIVERSAL
EL GRAN DIARIO DE MÉXICO
¿DON VENUSTIANO SE INTERNA EN EL ESTADO DE PUEBLA?
Puebla, mayo 11 de 1920.
Por personas que acaban de llegar de la estación de Apizaco, hemos sabido, que el pasado día ocho de los corrientes, estuvo el señor Carranza en los andenes de la estación de Apizaco entrando y saliendo al restaurant varias veces, suponiéndose que esas entradas y salidas las hacía con intención de que los habitantes y la tropa lo vieran perfectamente bien y se persuadieran de que estaba en dicho punto; pero nuestro mismo informante nos dice que al entrar la noche de ese mismo día salió a caballo con rumbo a Chignahuapan, siguiendo el rumbo de la sierra en donde se asegura que también están los hermanos Cabrera y que los resguarda el general Gabriel Barrios, quien sigue siendo fiel al señor Carranza, pues con anticipación de una decena el gobierno de Carranza le entregó algunas cantidades de dinero, armas y suficiente parque, previendo algunos acontecimientos que se avecinaban.
La misma persona que nos dio estos datos también asegura que don Venustiano al abandonar sus convoyes del Ferrocarril Mexicano, se disfrazó quitándose la barba y vistiendo el traje de los nativos de la región, calzoncillo, blusa y sombrero ancho. Lo acompaña todo su Estado Mayor, los generales brigadieres Francisco L. Urquizo, Juan Barragán y otras personas más.
Para despistar a las tropas de Mireles y Guadalupe Sánchez que lo esperaban en Boca del Monte, cerca de las Cumbres de Maltrata, Carranza hizo avanzar sus trenes en lo que ya no iba él, en medio de terrible balacera, pues como dije antes, se asegura que de Apizaco salió a caballo con rumbo a Chignahuapan.
Los trenes presidenciales han logrado avanzar hasta las estaciones de Rinconada y San Andrés, en donde se detuvieron para dejarlos allí como objetivos de las fuerzas revolucionarias y mientras don Venustiano, a caballo, abandonaba el convoy para internarse sierra adentro, sin saberse el rumbo y las intenciones que haya abrigado al abandonar el tren.
Corren, además, en diferentes sitios de reunión de esta ciudad las siguientes versiones: La prensa local que en ningún momento ha podido dar una información seria y sensata, asegura que don Venustiano Carranza abandonó sus trenes en San Marcos, desde donde se internó a caballo para la Huasteca veracruzana, y que ya va completamente temeroso de caer en manos de sus contrarios para ser fusilado. La prensa local, en gruesos rubros, le llama dictador, burócrata y otras lindezas, que entre la gente bien nacida han caído mal estas expresiones. Otra versión es que Carranza se encuentra por el rumbo de Amozoc y que no sería difícil que con los hombres que cuenta dieran una sorpresa a esta plaza. Como se comprenderá esto es puro amarillismo, y el que conozca perfectamente la región, comprenderá que está muy opuesto Amozoc de Apizaco, y más teniendo en cuenta los informes que nos proporcionaron nuestros informantes de la salida de Carranza con rumbo a Chignahuapan, tal vez con rumbo de Veracruz, por Misantla, Papantla, Gutiérrez Zamora hasta Tuxpan o Tampico.
EL CORRESPONSAL EN PUEBLA
Una cuarentena de jinetes se aleja poco a poco del gusano de hierro que ha quedado sobre los rieles averiados, todavía se oyen gritos de hombres, disparos, reina el desorden y la confusión. Como una bandera levantada con orgullo, Venustiano Carranza, Presidente de México, encabeza la cabalgata, dubitativo y nostálgico, amo y señor de sus emociones, no altera un solo músculo de la cara, pero en su cerebro ya empieza el concierto de los pensamientos indeseables que se hacen presentes aunque no se les llame: ¿Por qué no podemos olvidar nuestras derrotas? ¿Por qué la mente se empeña en traernos constantes recuerdos de lo que no hicimos en el momento adecuado? ¿Por qué no podemos perdonar nuestras debilidades y seguir adelante con nuestros aciertos? Es verdad que el rumor es un gran enemigo, pero lo que más te quita el sueño son tus propios demonios, esos que son como gusanos que corroen el pensamiento y no te dejan tomar las decisiones adecuadas: huir o pelear, vivir con afrentas o morir con dignidad…
A esta guerra de papeles y noticias sensacionalistas también se suma la opinión del redactor del periódico El Universal, quien sólo logra confundir más a los lectores ávidos de noticias:
POR LA SIERRA DE PUEBLA TRATA EL SEÑOR CARRANZA
DE GANAR LA COSTA DEL GOLFO.
Puebla, Pue., a 12 de mayo de 1920.
A las seis de la tarde de ayer, obtuvimos una importante noticia, en fuentes absolutamente autorizadas, y que nos pone en condiciones de asegurar que los planes militares del general Francisco Murguía se concretan por ahora a asegurar que el señor Carranza cambie de trenes para seguridad de su persona, dejando los del Ferrocarril Mexicano, para ocupar en San Marcos los del Interoceánico y seguir hasta Teziutlán, Puebla, en donde se internará en la sierra hasta Martínez de la Torre, Papantla, y como punto final la barra de Nautla, punto donde hace poco fuera derrotado y hecho prisionero el ex-general Gaudencio de la Llave.
Corroboran esta información los datos obtenidos en otras fuentes anoche y por los cuales se sabe que el licenciado Cabrera y el licenciado Rueda Magro han dejado los trenes y se dirigen a caballo a la sierra de Puebla. Don Luis Cabrera es oriundo de la región y toma la delantera para preparar la llegada del señor Carranza, hasta aquella intrincada serranía.
LA REDACCIÓN
* * *
Desde que era gobernador de Coahuila he impulsado fervientemente la creación del municipio libre; este rubro aparece ya como un logro de la Constitución de 1917, pero ¿cómo se puede tener un municipio libre, un país libre, si todavía estamos bajo las botas de los militares? ¿Si en lugar de la palabra o del sufragio se imponen los fusiles y las balas? ¿Acaso no es una imposición lo que tratan de hacer Obregón y sus corifeos? El civilismo no es una patraña que se me haya ocurrido ayer, es una corriente de pensamiento que sólo puede ser abrigada en las mentes más avanzadas… Espero que esta lucha tenga frutos y la sociedad civil algún día logre imponerse a la dictadura de los militares; de lo contrario de nada valdrá esta huida para salvar lo que queda del naufragio. Ah, cómo me duele la espalda…
Carlos Quirós ha sido invitado a viajar a bordo del tren del general Jacinto Blas Treviño, le acondicionan una cama, una mesa pequeña y le facilitan una máquina de escribir. Desde ahí, empieza a redactar los telegramas que van narrando la actividad de los grupos que están a la caza de don Venustiano Carranza y en cuanto tiene oportunidad los envía de cualquier estación de tren.
UNA ALTERNATIVA PARA EL SEÑOR CARRANZA
Estación Jara, mayo 12 de 1920.
Todo el movimiento militar se está realizando con regularidad, habiéndose dispuesto de los contingentes, de acuerdo con las determinaciones tomadas por el general en jefe.
Se preparan en estos momentos la salida de la comisión que va en busca del señor Carranza. Como se ha dicho en telegramas anteriores. Mientras llega a hablar con el señor Carranza y regresa, se tomarán todas las medidas acordadas de antemano.
El general Treviño acaba de hacerme la importante declaración que sigue: “En caso de que el señor Carranza conteste negativamente, se emprenderá el ataque definitivo. El general Mireles sostendrá el frente y las demás tropas atenderán los flancos y la retaguardia, después llegará a realizarse un movimiento envolvente en contra de los trenes del señor Carranza.
“La cuestión, dijo, haciendo un enérgico ademán, se resolverá aquí; de ello estoy seguro”.
Por otro lado, el general Celso Zepeda afirma que el señor Carranza no podrá avanzar más allá de Esperanza. Además, agrega, diariamente pierde contingentes, pues casi todas las tropas enviadas, han desertado. Las caballerías con que se forman las grandes guardias, por la noche, desertan también.
Carlos Quirós, enviado especial.
El general Jacinto Blas Treviño, acompañado de los generales Cosío Robelo, Jesús Guajardo, Celso Zepeda, otros jefes y el reportero Carlos Quirós bajan del tren, montan a caballo para realizar un reconocimiento minucioso del terreno, las pezuñas de los caballos se hunden en el arenoso camino, los terrenos de labor están sembrados de maíz pero las milpas están raquíticas por la falta de lluvia; enclavado en una colina se encuentra el caserío de la hacienda de San Miguel Salado. Cuando llegan algunos peones se quejan de que las tropas de Murguía se llevaron reses y animales domésticos; un anciano asegura que don Venustiano estuvo en la hacienda y le oyó dictar algunas órdenes para la inmediata reparación de las vías férreas.
De regreso a los trenes atraviesan por terrenos donde el día anterior se combatió y aún están frescas las sepulturas donde fueron enterrados los combatientes muertos. El general Treviño ordena que se detengan, les recomienda a sus acompañantes que procuren por todos los medios a su alcance que no se cause ningún daño al presidente Carranza, porque ni política, ni moralmente, les conviene acabar con la vida del señor Carranza, de lo contrario estarán cometiendo actos que los pongan al mismo nivel de Victoriano Huerta con relación al presidente Madero. “La revolución respetará la vida de don Venustiano Carranza.”
SALEN TROPAS PARA HUAMANTLA
Únicamente para EL UNIVERSAL
Apizaco, Tlaxcala, mayo 12 de 1920.
Hoy por la mañana se movieron de esta plaza, rumbo a Huamantla, fuertes contingentes de tropas, de las que mandaba el general Reyes Márquez, con el objeto de hostilizar la retaguardia de los trenes del señor Carranza. Como se tiene noticias de que la vía fue levantada a ocho kilómetro de aquí, salió un tren de reparaciones.
VIENE EL GENERAL ARTIGAS
A la salida de las tropas del general Murguía de esta plaza, aún llevaban en calidad de prisionero de guerra al general Francisco Artigas, de quien se venía rumorando había sido pasado por las armas.
LA DEFENSA DE LA SIERRA DE PUEBLA
Como se teme que el señor Carranza y sus acompañantes puedan dejar los trenes en que viajaban y tomar la sierra, llevando a sus principales contingentes, los jefes militares en Amozoc y Tehuacán acaban de recibir órdenes a efecto de que muevan sus tropas a determinados puntos, a fin de evitar una sorpresa por parte de los soldados del general Murguía. Estas tropas, según informes recibidos aquí, deben haber comenzado a moverse desde hoy por la mañana.
LA SALIDA DEL GENERAL JACINTO B. TREVIÑO
Hoy, a las siete de la mañana, comenzaron a salir los efectivos que al mando del general Francisco Cosío Robelo llegaron anoche de la capital, y que tienen por objeto operar en la región de San Marcos.
Así mismo, salió el general Jacinto B. Treviño con sus tropas. En ese tren viaja el señor Carlos Quirós, enviado especial de EL UNIVERSAL, y el fotógrafo Agustín Muñana.
El Corresponsal en Apizaco.