
DAMA DE HIERRO
La veo.
Imagen largamente acariciada como una A mayúscula.
Siento en los ojos un cosquilleo de piedritas amarillas,
de iracundos gránulos de arena.
Dama de hierro que tiene el don de desafiar ventiscas.
Jirafa atrapada en un lienzo de Dalí.
Cíclope nocturno de mil ojos.
Por la calzada irreverente escucho un susurro entre los árboles:
“Me moriré en París con aguacero.”
Sí, repito, me moriré en París, con un cielo arañado por aviones
e invisibles señales telegráficas rindiéndole honores a su torre.
Miguel Ángel Andrade Rivera
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